CITA INESPERADA

‘Te espero esta noche en el Cubanito, ponte guapo como tú eres, embadúrnate de Hugo Boss. Sobre las 11:30 estaré allí llevaré pañuelo naranja al cuello, así me reconocerás’. Este fue el mensaje que recibió Alberto en su móvil. Quedó perplejo y expectante. No sabía quién lo podía haber enviado. Muy a su pesar, su curiosidad le haría asistir al encuentro.

Una chica de pelo rubio con pañuelo al cuello, se encontraba en la barra del pub a la hora prevista. Al mirarla provocó en él una oleada de sensaciones contradictorias. La atracción física sobre aquella mujer, y la intuición de estar metiéndose en la boca de un lobo. No podía hacer nada, no quería hacer nada. El influjo de aquella seducción tan extraña era desmedida. Sus ojos verdes intensos le robaban a marchas forzadas su voluntad…

Su mirada al igual que su cuerpo era fría. Notó su frialdad hasta cuando estaba dentro de ella. Cada espasmo de goce en él se iba convirtiendo a su vez en aguijonazos de flaqueza y debilidad. En ella gemidos de placer casi inhumanos.

A semejanza del macho de la araña. Alberto quedó desparramado en el catre con su amante crecida e inaccesible. 

Ella se incorporó en la cama. Se ajustó la fina lencería desplegando suavemente sobre su cuerpo la frágil tela de gasa del vestido.  Se perfumó nuevamente…

‘Sé quién eres, vienes en mi busca, vienes a por mí. Has cambiado de imagen: gafas, bolso, zapatos, lencería y traje, toda conjuntada de Carolina Herrera’ dijo Alberto.

‘Para estos tiempos, la guadaña y la capucha negra quedan algo anticuadas ¿No te parece?’ Le respondió ella. Vístete. No lo demores más, ha llegado tu hora. Tu última hora.