EL ESPERADO

Más de diecisiete años llevan en esta inmensa cueva, alejados y escondidos de algún otro asentamiento. Apartados de lo que fue su civilización y hacinados en esta comuna secreta lejos de toda raza humana. Los que están aquí fueron rescatados y ocultados. Invisibles a los escáneres de los exterminadores. Estos contrariamente a lo que sus antepasados podían creer no son extraterrestres. Habían sido creados por el hombre para su desgracia. Las máquinas han invadido el planeta y pretenden su total aniquilación.

A más de cien metros de profundidad sobre el terreno inhóspito del Himalaya en el monte Kailash, cerca del lago Manasanovar, a cinco mil metros de altura en una inmensa cueva natural descubierta hace años, han formado un grupo de resistentes Originales la comuna llamada Udana –las máquinas crean Copias humanas, y programan su genes para su autodestrucción-.

Hoy 24 de junio de 3555 del antiguo calendario esperan el nacimiento del que será el liberador de su pueblo. La profecía escrita en el Gran Libro así lo proclama: “Y un ser nacido con la marca del circulo y el triangulo, desde la llanura del monte Kailash descenderá con su poder sobrenatural para doblegar a la imperturbable máquina y rehabilitará el predominio de la raza humana en nuestro mundo”.

Poco tiempo hace de la aparición del Gran Libro, encontrado durante una excavación en uno de los túneles de la Gran Cueva, no saben cómo vino a parar hasta allí. Sin embargo todo se va cumpliendo. Los padres del nasciturus ya eran pareja antes de encontrarlo. Leykon marcado con una señal de triangulo invertido en el muslo derecho y  Ronah  con una señal parecida a un circulo en el hombro derecho.

La madre lleva ya varias horas con las contracciones del parto y todos esperan expectantes un buen final. En una habitación rodeada de las ancianas y en cuclillas, empuja sudorosa intentando hacer aparecer la cabeza de la criatura…. Todo ha terminado, entre sollozos acaba de dar a luz una niña que con mesura es arropada y abrigada por las mujeres.

No tardan en llevarla en presencia de Caronte, el decano del consejo de ancianos que espera impaciente. Es mostrada desnuda ante él. Después de un minucioso examen, al viejo le aparecen reflejados los rayos de esperanza en su rostro al reconocer en la niña la señal inequívoca.

El anciano desconoce el tiempo que deberán todavía permanecer en la cueva: cuándo emprenderán su marcha, e incluso si muchos viviran para verlo. Y lo más incierto, cómo y en qué momento Lisandra, un ser indefenso y frágil, podrá convertirse en su salvadora. En la salvadora de todos. En la liberadora de la raza humana.

Hoy a diferencia de ayer el principio puede estar más cercano. El principio y el inicio nuevamente de los días con Sol.