domingo, 19 de enero de 2014

SUPOSICIONES ERRÓNEAS


Joe Cassano cerró la puerta corredera de su despacho, después de decirle a su secretaria que no le molestase durante un buen rato.
-Siéntese por favor- le dijo  a su cliente, ofreciéndole un cigarrillo que no aceptó.
- ¿Señor Cassano usted cree en la felicidad?-  le preguntó su cliente.
-Pues verá, yo solo sé que en la vida hay buenos momentos, nada más- le contestó el detective.
- ¿En qué le puedo ayudar Señor Johnson?- El hombre se retrepó en el sillón y dio una profunda calada... cuando exhaló el humo esto fue lo que le contó:
La historia es vulgar. Un ser egocéntrico a quien los celos no dejan vivir. Durante veintidós años he compartido mi existencia con el amor de mi vida  y a esa persona alguien o algo le ha alejado de mí. Y quiero saber quién ha sido. ¿Qué ha ocurrido? Nos conocimos un 7 de abril de 1963, por la tarde en una exposición de pintura, en el Marlborough de Nueva York, luego me confesó que entró únicamente allí porque estaba lloviendo. Todavía puedo ver aquellas gotas de lluvia sobre su rostro. Perdón pero es que… uno recuerda ciertos momentos y… ¡Cómo pasa el tiempo! Le voy a aceptar ahora ese cigarrillo. Aquella persona fue muy valiente estaba casada y rompió su matrimonio. Alquilamos dos apartamentos en el mismo edificio, puerta con puerta, algo muy frecuente entonces. Aquellos tiempos eran muy diferentes a los de ahora. Todo era escándalo, todo era pecado, todo eran adversidades. Nuestra unión duró hasta hace dos meses. Al término de una cena silenciosa, extraña, con la mirada fija en el plato, me dijo: Se ha terminado, no quiero volver, y por favor sin explicaciones. Ni siquiera pude reaccionar, me quedé perplejo. Naturalmente pedí explicaciones, un día y otro y otro, inútil, no obtuve respuesta. Dejó el piso y desapareció.
- Señor Cassano, ¿Quiero saber dónde vive? ¿Qué hace? Y si hay otro hombre.
- ¿Ha traído alguna fotografía?- preguntó Cassano.
- Si claro, tenga -. Cassano impasible sacó de un sobre color crema varias fotografías. Su rostro era agradable, tenía puesto un jersey de cuello vuelto,  pelo corto rizado, de edad indeterminada. En otra aparecía con un abrigo largo color oscuro, bufanda al cuello y una amplia y feliz sonrisa.
-¿Sorprendido Sr. Cassano?
-Un poco, no siempre las suposiciones iniciales son acertadas.

Contrariamente a lo que se había imaginado, la persona que debía buscar no era una mujer, se llamaba Alfred. Alfred Cassano  y era el hermano que creía desaparecido hace más de 30 años. 

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