Lo
veo desde mi pequeña ventana, el día ha amanecido soleado después de muchos días
de lluvia. El desayuno, agua sucia con algo parecido a leche y un chusco
enmohecido de pan. Ordenamos nuestros cubículos antes de salir. Nos sacan fuera
a gritos. Los ojos se me cierran por tanta luz y siento el aire puro
entrar en mis pulmones, la sensación es agradable después de tantos días.
Hay muchos pájaros posados en el muro mirándonos.
Me parece oler a primavera en el
aire…. me gustaría estar fuera de
estas cuatro paredes. El muchacho de la cicatriz bajo el ojo izquierdo no está
ya, tampoco el pelirrojo pecoso cara de palo, el de la chaqueta negra
deshilachada es nuevo, también el de los pantalones a rayas...una lagartija
persigue a otra en el desconchado muro del edificio. Ya no me duele al
respirar y puedo andar sin dificultad, voy a dar vueltas detrás de los otros.
Veo descender varios piojos de la cabeza del que va delante, me hace rascarme
la mía y me gustaría sentir la sensación de estar recién bañado y perfumado…. me
salgo de la fila, estoy cansado. Sentado en el banco de piedra me fijo en la
mugre que tengo en mis tobillos, recuerdo la sensación de sentir el agua limpia caer sobre mi
cuerpo. Me gustaría no estar aquí. No sé por
qué estoy aquí….nos ordenan entrar, el tiempo ha terminado. Me gustaría salir
mañana otra vez. Oigo gritar una orden de fuego seguida por una ráfaga de
disparos, ahora el silencio es ensordecedor y de nuevo me he orinado en los
pantalones……vuelvo a mirar por la pequeña ventana de mi celda, el sol está ya más bajo, una abeja se posa en la reja y sigo oliendo a primavera. Me siento en mi cama a ver pasar las horas con lentitud aterradora. Hoy sigo viviendo, me gustaría seguir
viviendo mañana.
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