jueves, 6 de octubre de 2011

JUSTICIA CIEGA


‘Lo siento se me ha ido la mano’, fue lo que dijiste la primera vez que sucedió cuando éramos novios dentro de tu antiguo Ford Fiesta, y yo como tierna enamorada no le di importancia, ‘mucho genio es lo que tiene mi novio’, alegué entonces. Recuerdo justificarte tontamente en tus arrepentimientos. Desde entonces me has ridiculizado e insultado infinidad de veces. Humillándome en privado y en público, te daba igual quien estuviera delante, descalificándome si se presentaba la ocasión. 
Ya casados controlabas hasta el dinero que me podía gastar. Mis salidas con las amigas fueron restringiéndose hasta la desaparición total. Más adelante continuas amenazas de muerte por celos infundados, que ciego, muy a mi pesar has sido el único hombre que he querido. Me has aislado de mis amigos de siempre e incluso de mi familia. Después de cualquier arrebato o discusión tu promesa de cambio se diluían como la sal en el agua. He recibido de ti malos gestos y gritos como regalos de cumpleaños. Bofetadas y puñetazos como muestras de tu cariño más ardiente. Amenazas veladas como susurros amorosos. Violaciones como muestras de tu libido iracunda. Cubos y espuertas de incomprensión, apatía e indolencia. Y no sé que es peor vivir juntos o separados. Desde que el juez dictó orden de alejamiento, te la saltas a la torera amenazándome a mí y a los niños. Dices que nos matarás a los tres. Y no he podido más.
Se incorporó después de haber estado en cuclillas soportando el peso de su cuerpo. Lo dejó caer sumiso en el suelo. Le acarició levemente su mejilla. Las huellas rojas y húmedas de los Dolce & Gabbana, que se había comprado para la ocasión, se señalaban en el gres blanco del suelo. De espaldas a él se abotonó el vestido escotado que tanto le gustaba, por la parte que le había desabrochado. Soltó el cuchillo ensangrentado sobre la mesa de la cocina. 
Ahora sí; ahora tenía la certeza de que todo había acabado. Cogió el teléfono y se dispuso a llamar a la policía para entregarse… un filo metálico, inquebrantable y frio con olor a muerte le penetró letal por su costado.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Excelente documento
    Real como la misma vida
    La fiera fue letal hasta su último aliento
    Cruel, dramática, terrible y tremenda escena...
    Ojalá -qué iluso- nunca más

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