jueves, 11 de agosto de 2011

UN DÍA DE SUERTE



Cuando sigilosamente se dispuso a traspasar la puerta del despacho donde había sido citado; sabía que su vida pendía de un hilo y en un instante toda ella llena de decisiones desatinadas podía dar un giro inesperado. Su padre le decía lo inconsciente que actuaba en ciertas ocasiones. Como buen hijo desestimaba los consejos que con frecuencia le daba en lo referente a sus negocios aunque hasta no hace mucho, estos no le marchaban demasiado mal.

En su vida sentimental rara vez se inmiscuía,  solo cuando se emparejó con Abebe. A su padre no le agradó desde el primer momento la relación y no por su color, era el olor a hembra en celo que desprendía, se olía a distancia, lo que le inquietaba de ella. Le hubiera gustado algún nietecito sin embargo imaginaba que esa idea no entraba en sus proyectos.  Esa mujer era mucha hembra para él y lo abandonaría sin remedio – le decía sin reparos-. Su padre no se equivocó, rara vez se equivocaba, eso es lo que le jodía de él.
Una tarde de junio, en otra inflamada discusión sobre las salidas nocturnas que ella frecuentaba y en la que él al final, suplicándole de rodillas que no se marchara se despojó de lo poco que le quedaba de dignidad. Después de telefonear recogió sus objetos de valor en una maleta esa misma tarde y ni la puerta cerró al irse. Mientras vomitaba lo que le quedaba en sus entrañas y las lágrimas se paseaban por sus mejillas, la vio partir desde la ventana del aseo en un Mercedes blanco descapotable con un musculoso rubio tatuado y melena al viento. Tenía que acabar de esta forma, siempre con ese deseo irrefrenable de agradarla, se sentía muy poca cosa a su lado, eternamente insatisfecha en la cama lo llamaba mi pollita de juguete. Nunca era bastante. Ella componía toda su vida y toda se esfumó de un plumazo, jugó la partida tan solo a una carta.
Ha pasado más de un año desde su marcha, sigue obsesionado con ella, continuamente en sus pensamientos como un taladro que le cercena el cerebro. En esta época el fondo de un vaso de ron nunca le da los mejores consejos. Nada le va bien desde que intima con la soledad. Su negocio de coches de alquiler cerrado por falta de clientes y un socio más despierto que lo ha engañado. La primera comunicación de embargo de hacienda llegó hace diez días. No le quedan ya fuerzas para seguir luchando.
Hoy después de días de incertidumbre espera con júbilo un resultado favorable que cambie su atormentada existencia…
Acaba de salir de la consulta del médico. Angiosarcoma hepático. Le quedan menos de seis meses de vida y se ha negado a tratamiento.  La más grata noticia en mucho tiempo. Nunca ha tenido el suficiente valor para suicidarse.

1 comentario:

  1. Vaya! por fin una noticia positiva.
    Hace bien, en esos seis meses aún puede hacer muchas cosas, entre otras intentar recuperar el amor, y seguir bebiendo, esta vez para celebrar que las cosas le empiezan a ir bien.
    Un saludo, amigo

    PD (con disculpas): "Ha" pasado más de un año...

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