Abrió la puerta y fue derecha a su habitación donde guardaba en su baúl secreto la colección que creaba.
Hoy le había tocado a un cachito de cielo y a un poco de locura.
Tenía toda clase de objetos:
Pedazos de oscuridad y de luz; trozos de viento y lluvia; fragmentos de sombra y atardecer; pizcas de esperanza y confianza; raciones de amor, tristeza y felicidad.
Todo lo coleccionaba pues creía que esto le ayudaba a comprender el sentido de su existencia.
Por desgracia en el intento de alcanzar una porción de sueño pudo comprobar al despertar que todo esto formaba parte de él.
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