viernes, 29 de julio de 2011

TRAJE A MEDIDA


En el probador de su dormitorio tenía un armario donde guardaba los trajes. Traje de humildad, generosidad, templanza, diligencia…
Se los ponía según las necesidades del día. En ocasiones en una misma jornada se cambiaba varias veces para ir capeando los errores de la vida.
A menudo,  cuando llevaba el de serenidad saltaban los celos y necesitaba el de confianza, o cuando llevaba puesto el de humildad necesitaba el del amor porque aparecía el odio… En la mayoría de las ocasiones no acertaba cual ponerse al inicio del día.
Con el paso del tiempo llegó a confeccionar un traje de fragmentos, con la cantidad que sabía que necesitaba de cada uno de ellos y así poder utilizar un poco de todos al mismo tiempo.
Había descubierto su personalidad.

2 comentarios:

  1. Buena idea la de vestirse cual uno es.
    En mi caso me debería mandar confeccionar uno de cierta fibra de esas que llevan los nadadores de elite para hacer resbalar el agua sin mojarse; y de colores que consiguieran mimetizar en el paisaje para ir capeando el temporal que en cada derrota de veinticuatro horas te va poniendo la vida. Un traje, en fin, adaptado al medio...

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  2. Hola, me he pasado por aquí al ver que hiciste lo propio en mi blog. He leido varios micros tuyos y me han gustado. Siempre me alegra conocer a otro microrrelatista. Ánimo y un saludo de vacaciones.
    Sigue con esa pasión lectora y escritora.
    Gracias.

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