Va a ser una madrugada muy larga, hijo, mientras tú no piensas ni un solo momento en mí. Yo intentaré no pensar demasiado en ti. Voy a distraer mi cerebro de todo ese bodrio que vomitan las televisiones.
Está todo planeado:
Para empezar y después de haber descabezado el sueño un par de horas, acumularé provisiones en la mesa del salón: una buena infusión de hierbas del Mercadona, unas galletas Príncipe para la frustración y unas pepitas de girasol para el desasosiego.
No ha de faltarme un colirio que borre de la mirada las horas y horas de vigilancia junto al visor de la puerta de entrada; tú también lo necesitarás en cuanto aparques la moto y toques el timbre. Es el secreto si quieres superar con éxito el escáner de tu madrina. Ya sabes que casi todos los sábados comemos en su casa y es el ojo de Dios. Al mínimo rastro de resaca, procede a inundarte en manzanilla de la sierra con limón y miel.
A veces me gustaría ser un padre normal, un padre que pasa de las salidas de su hijo. Es un agobio quedarse dando vueltas en la cama abrumado con grises presentimientos. Si la "tata" levantara la cabeza y te viera montado en esa moto parecida a una cabra hispánica, recubierto de ese chaleco de piel, cabeza apañolada, argolla en la nariz y brazos tatuados. Con esos amigos tuyos encuerados adoradores de los ángeles del infierno.
Siempre he envidiado la facilidad de mama para el sueño y odiado la mia para velarlo. Con el oído puesto en la puerta de entrada y los ojos en mi entretenimiento la de arrastrar los dedos en la pantalla como un descosido pues me proporcionan un bienestar inexplicable. Me dejo hipnotizar por un juego de lo más tonto. Sus objetos tienen gancho y su efecto es embriagador.
Hijo, te dejo esta carta en la cómoda de la entrada para que cuando regreses a los claros del día de tus correrías nocturnas no me molestes. No es que no te quiera, no es eso, pero tendrás que perdonarme por no abroncarte; es que estoy intentando superar el nivel 275 del Candy Crush.
Muy bueno
ResponderEliminarA seguir escribiendo... en las madrugadas, por ejemplo.
ANTONIO