martes, 14 de junio de 2016

LA OKUPA DISCONTINUA


Cuando la hija de los Pérez-Frías anunció que se fugaba a una tribu okupa en Barcelona produjo una convulsión familiar. –Ya estoy harta de vivir bajo esta tiranía -gritaba la rebelde-. ¡Pues qué bien! –Comentó alegre la hermana pequeña- ¡qué alegría! me quedaré con tu habitación que tiene vista a los jardines y la piscina. Has hecho bien hermanita - dijo su hermano Julio Alberto- el Audi A3 me lo quedo prestado, lo cuidaré como si fuera mío-. La madre –frotándose las manos de desesperación- ¿cómo contaremos esto a los amigos del club de Golf y a nuestros familiares? El abuelo que salía del baño abrochándose la bragueta y portando bajo el brazo un Interviú de mediados de los setenta con el desnudo de Marisol  –el anciano parecía no estar bien de la cabeza- ¿me puedo ir contigo? Tan solo el padre parecía guardar la compostura exhalando en círculos el humo de un puro Cohiba. Así que de okupa –exclamaba- supongo que en una vivienda desocupada, sin electricidad, ni agua corriente, ni móvil e internet, ni calefacción, ni nevera surtida ¿verdad? –La hija rebelde dio un respingo-. El padre le recordó sus costumbres: ducha diaria, dos o tres horas de internet, grandes conversaciones por el móvil con las amigas, paga semanal, compras con tarjeta con cargo a la cuenta de papá y otras necesidades básicas. Nada más. Al fin llegaron a un acuerdo. La hija se iría de okupa al edificio con la tribu pero volvería a casa los fines de semana. Y que conste que sigo manteniendo mis ideales y principios–añadió desafiante la joven-. Desde luego hija mía –respondió el padre en tono mordaz-. Mantener en estos tiempos que corren y con este talante, los ideales y principios,  es un lujo que solo está al alcance de unos pocos ricos iluminados.

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