jueves, 15 de enero de 2015

DAÑO IRREPARABLE

Sus paseos eran matutinos o vespertinos, siempre muy temprano casi antes de amanecer o muy entrada la tarde cuando el sol se había puesto. Andando por calles que sabía estaban menos transitadas, para no encontrarse con algún “amigo” o “conocido” o “familiar”. Al girar cualquier esquina comprobaba si a lo largo de la calle había algún conocido y así poder reaccionar a tiempo volviendo sobre sus pasos, y cuando era irremediable el encuentro,  cruzaba a la otra acera para hacerlo lo más breve posible, como con prisas.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...