viernes, 8 de agosto de 2014

TECNOFÍLIA Y ADICCIÓN TECNOLÓGICA

Artículo que me publicó el diario local EL MIRADOR DE CHURRIANA en su sección Columna de Opinión el pasado 14 de junio de 2014.


Es incuestionable el beneficio que ha traído Internet en cuanto a la enorme facilidad que aporta para la comunicación y el traslado en tiempo real de la información. En estos tiempos pueden leerse periódicos de New York o Buenos Aires al segundo en el ordenador de tu casa o en tu móvil. Te puedes poner en contacto en tiempo real con un amigo que se encuentre qué digo yo, en una playa de Cancún tomándose un mojito o comiendo sushi en Okinawa.
Internet y en concreto las redes sociales pueden ser y de hecho lo son un buen mecanismo de comunicación pero ahora resulta que podemos tener amigos “virtuales” en Estocolmo o en Santiago de Chile y sin embargo no hablarnos con el vecino del quinto cuando nos topamos con él en el ascensor. Y este problema se acentúa en las nuevas generaciones, pues salvándose quien pueda, conoceremos a buen seguro algún joven cercano que no logra despegarse del asiento frente al monitor de su ordenador, o sus dedos de móviles y tablets, perdiendo no solo tiempo de interacción real con humanos tangibles, especialmente sus amigos y familiares, sino también atrasando sus tareas, y estudios por preferir seguir obsesivamente la menor bobada que aparezca en una de tantas redes sociales (WhatsApp, Tuenti, Twitter, Facebook, Google +, etc.). Esta tecnofilia o afición, simpatía a la tecnología, internet y redes sociales, puede llegar en muchos casos a la compulsión y obsesión, es entonces cuando se puede hablar de adicción tecnológica.No es fácil en esta época sustraerse al hechizo tecnológico, y mucho menos impedir que la gente a nuestro alrededor y en especial nuestros jóvenes prescindan de estos artilugios. Eso sería nadar contra corriente, y no serviría de nada. Su poder es muy superior a nuestra capacidad de dominar su influjo. Digo más, en su justa medida no hay duda de sus importantes beneficios. Pero una cosa es la capacidad tecnológica de comunicación que tiene Internet y las redes sociales y otra muy distinta la comunicación real.Hay tiempo para todo, y el más importante es el que dedicamos a compartir con los seres queridos. Padres, hijos, abuelos, nietos pueden encontrar un espacio para hablar, contarse cosas, y tener el contacto físico indispensable para que fluya la vida real y no la virtual.No soy yo de los que cree que en unos años nos convertiremos en máquinas manejadas por máquinas, a semejanza de las historias de películas y libros de ciencia ficción de la talla de 2001, una odisea en el espacio; Yo, robot; o La rebelión de las máquinas. Aunque lo cierto es que en muchos de nuestros comportamientos llegamos a rozar estas exageradas citas cinematográficas. Pareciera como si nos manejaran en cierto modo.Entendidos en el tema proponen una “sencilla” práctica para probar nuestro grado de dependencia, elijamos cualquiera de estas: apagar el móvil un día entero; no encender el ordenador una noche; no jugar a la PSP o la Nintendo en un fin de semana.
Podría ser, que dicho ejercicio nos indicara a qué grado de adicción nos estaríamos enfrentando.A mi modo de entender esta cuestión, como supongo a la mayoría de ustedes, en este y en otros asuntos similares que la vida nos presenta, la experiencia nos dicta que en materia de placeres y divertimentos en la moderación reside la virtud.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...