martes, 12 de noviembre de 2013

OLFATO CANINO



Siempre que te veo en el parque mi corazón desborda alegría. Los pelos se me erizan y siento escalofríos por todo mi cuerpo. Tu andar grácil me hace sentirme el ser más afortunado del mundo. Cuando el viento mueve tu pelo rizado son como olas de mar en tu esbelto cuerpo. Nada es comparable a estos momentos. Cuando nos vemos y juntamos nuestros cuerpos no necesitamos decirnos nada, lo sabemos todo el uno del otro. Tu mirada tierna, a veces tímida, otras insinuantes, siempre amorosa hace que nos fundamos en un estado parecido al vuelo entre nubes. Sería estupendo poder volar como los pájaros. En la inmensidad de este sentimiento no cabe la duda, la incertidumbre y la desesperación. Aunque no podemos vivir juntos, eso ya lo sabes, nuestros corazones están siempre conectados. Desde el primer día que nos vimos, que nos olimos, tu cuerpo a dulce champú perfumado Zooplús, el mío a repelente de mi collar antiparásitos.

domingo, 3 de noviembre de 2013

JUSTICIA MAL ENTENDIDA


De todos es sabido el código no escrito del bandolerismo en épocas pasadas; la forma de entender el honor y la justicia de ese conjunto de malhechores y para algunos héroes populares, que en siglos pasados traían de cabeza al poder establecido. Este es un relato que bien pudo pasar en aquellos tiempos, la codicia de un joven y la justicia mal entendida de su padre.


Después de la guerra de la independencia, cuando España había quedado maltrecha por la lucha contra los gabachos. Muchos de los que lucharon contra el ejército francés de Napoleón Bonaparte, habían sido también bandoleros antes de prestar alguna ayuda espontanea a la patria, por esto, Juan Montero, apodado “el trabuqueño", había sido perdonado por la justicia e indultado por el rey Fernando VII el año de 1816. Arrepentido de su larga lista de fechorías regresó a su pueblo natal.

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